miércoles, 20 de enero de 2010

domingo, 17 de enero de 2010

JAVIER RUIBAL

ENTREVISTA. BAR MINGALARIO, CARMONA. 24/11/2008

“Yo me peleo con la copia de mí mismo y de los demás”


Es uno de los desconocidos de la música. Javier Ruibal nos descubre un mundo lleno de convergencias musicales. Se ha mantenido todos estos años haciendo exclusivamente aquello que le ha dado la gana. Para los buscadores de la buena música.
Por Javier Domínguez. Fotografía de María Pardo.

Hacía frío aquella noche de noviembre. En las antiguas mazmorras del mudéjar Ayuntamiento de Carmona, Javier Ruibal se disponía a recoger su guitarra tras su íntima actuación. Sin ninguna prisa, conocedor de que podría charlar con él durante algún tiempo, esperé a que terminase de hablar con todo aquel que se acercó para saludarle. Había elegido al personaje que yo había querido y había estado preparando las preguntas toda la mañana. Con un catarro como una catedral había conducido hasta Carmona y ahora estaba allí. “Javier, buenas...para lo de la entrevista”. “¡Por supuesto!” y seguimos al concejal hacia un bar cercano donde con anterioridad, la fotógrafa que me acompañaba y yo habíamos devorado los exquisitos montaditos de aquel sitio. El de palometa con roque estaba realmente bueno. “Dos cañas”. El concejal, que cumplía con sus funciones de anfitrión, tendría que esperar por esta vez. Puse en marcha mi recién estrenada Olympus. REC.

Estás escondido y hay mucha gente que te tiene guardado entre una colección de discos de forma recelosa para que no se vulnere tu música, compartiéndose sólo de forma intimista. [llegan las cervecitas] ¿Cómo te sientes al ser esa pequeña joyita que solo descubrimos a aquellos que pensamos que les vas a gustar?
- No es vocación mía. A mí no me importaría que me conocieran millones de personas siempre que yo pudiera hacer lo que hago. Lo que pasa es que ser codiciado en el sentido de que te otorgan un lugar privilegiado también te conduce a hacer cierta música y a ciertos comportamientos artísticos que creo que están muy bien sobre todo en este mundo tan disparatado en el que se busca antes la fama que saber qué es lo que se está haciendo.
Se busca la fama por lo que sea, así que con ese comportamiento yo me he amarrado los machos y he sido capaz de mantenerme durante todos estos años, haciendo única y exclusivamente lo que me ha dado la gana, cantando exclusivamente lo que quiero y teniendo un público muy afectuoso, ya no tanto conmigo, sino con el hecho artístico de que lo diferente, lo distinto, eso que por ahí no te lo encuentras de camino por la calle, lo representa uno.
Y es el hecho ese de ser el rincón, la flor, el astro que buscan los buscadores. Ser el objeto de los buscadores y eso está curioso.

En Lo que me dice tu boca, le cantas dos canciones a Picasso por intermedio de Diego ‘El Cigala´ y yo he intentado descubrir en lo que Krahe denominó música ruibalí y el cubismo un paralelismo: ambos de primera no se ven sino que tienen un mensaje interno. ¿Cómo combina Ruibal todos esos “brochazos” de música de todo el mundo y los une sin que eso produzca una sensación extraña, de que viene de laboratorio y probeta.
- Bueno, se trata de hacer las cosas más por el lado artesanal. De ir encontrando más que de ir ambicionando a encontrar. O sea, sopesando cada pasito, valorándolo y no engañándote, diciéndote: “Amos a ver pá dónde vamos, pues no sé muy bien a dónde voy”. Lo que hay que saber es guardar el equilibrio.
Primero no jugar con las apariencias, no jugar a la erudición cuando en realidad se está tratando de tocar el corazón, o la fibra, el espíritu, el alma…o lo que quiera que sea, llámale X porque eso no lo sabemos. Pero que algo en el interior del que escucha, vibre, lo que hay que hacer intentar conseguirlo y no hacerse pasar por lo que uno no es. Hay que ser humilde y ser consciente de que uno es un gran inconsciente, que uno no sabe lo qué está haciendo, pero sí sabe lo que no quiere hacer.
Entonces a base de descartar lo que no quieres hacer, a base de romper papeles inútiles, a base de quitar las canciones donde te repites a ti mismo o donde pronto notas que estás copiando a alguien…a base de eso: aparece un estilillo, una cosa con la que uno se puede manejar y vivir. ¡Y siempre hay quién lo busca, que es lo bueno. No es predicar en el desierto, siempre hay gente que busca eso!

Tú música es del alma, del corazón…¿Qué es para Javier Ruibal el corazón?
- La verdad que no sé lo que es el corazón, ni el alma ni ná. Lo que pasa es que me manejo muy bien hablando de esas cosas. Yo lo único que trato es de… a ver…Yo me manejo con dos o tres emociones mías, esenciales, muy primarias: por supuesto el amor que implica el desear y el ser deseado, la libertad en el sentido menos gregario, menos partidista, no ácrata porque yo tampoco sé lo que soy, si soy ácrata o no, pero si a ser el tío de “dejarme a mí que yo no le voy a hacer daño a nadie, dejarme no me metáis por ningún carril, ni me pongáis una etiqueta, ni un uniforme, ni me pongáis nada: DEJARME A MÍ”, esa es la idea.
Entonces yo me manejo con cuatro cosas muy esenciales, pero lo bueno, lo que creo que me ha pasado es que he tenido la suerte de nacer en un sitio, como es Andalucía y ya concretamente en Cádiz, donde a poco que escuches, te resuena la música anterior, no hace falta que sea muy antigua, incluso la coetánea, te das cuenta de que es una música que pide esos tres o cuatros sentimientos esenciales de una forma arrebatada, con una alta intensidad. Como si te fuera la vida en ello, en cada canción que haces.
Es la suerte de que cada música te lleva a cierto lenguaje y a cierta apuesta imaginativa. Es preferible imaginar algo desbordante, algo que en principio pudiera ser increíble. Es tan bonito imaginar que lo increíble va a pasar, ¿no?, que es mejor jugar a eso que a contar cosas más cotidianas, más inmediatas. No es mi estilo.
Lo mismo que no es mi estilo contar nada o casi nada de lo que a mí me pasa. Tres o cuatro canciones hay en el repertorio en las que yo estoy medianamente implicado. Todo lo demás es una invención, es un juego creativo

Es decir, que en las canciones no vemos a Ruibal…
- No…tampoco es una cuestión de que se me vea a mí. Yo hago una propuesta estética y emocional y a la vista está que se deja llevar y se deja contagiar con eso, de alguna forma también es un poco Ruibal. Su cuerda vibra igual, solo que yo llego, “pam” y la toco y la pongo a vibrar, pero en el fondo la misma cuerda está dentro de él y de mí, lo que pasa es que yo vivo de esto, esta es mi profesión y me dedico a ello.
No se trata de rarezas, ni de grandezas indemostrables y bastante cuestionables sobre la calidad o la profundidad del que hace la creación artística. Es más bien el objeto que se crea es lo importante. Por eso siempre he pensado que la fama…no, la fama no, el hecho de conocer demasiado al creador, me parece algo banal y superficial que corre el riesgo de estropear lo otro. Porque yo puedo ser un tipo “vulgarote” pero a lo mejor mi música es exquisita… - Y al contrario. – Eso, no tiene porqué una cosa ir con la otra. Por eso no creo en esa cosa pretenciosa de que en la fama a toda costa, importe más el culto a la personalidad que a lo que el personaje escribe.

Ahora estoy leyendo al poeta alemán Rilke y en Cartas a un joven poeta expresa que unos versos no son buenos o malos si nacen de la necesidad interior del artista de expresar. Yo me pregunto entonces, ¿se pelea Ruibal a la hora de querer expresar?
- Yo me peleo con la copia de mí mismo y de los demás. Esto no quiere decir que uno de vez en cuando haga un guiño a un verso de Miguel Hernández o a algo de Serrat o pida un verso prestado a Sabina o a Krahe en el sentido que te ayudan a terminar una canción. Hablo de gente que tiene mucho talento y mucho sentido del rigor sobre lo que es escribir una canción o un poema. Aparte de hacer un guiño y citar a otros hay que jugarse el tipo aunque sea decir esto no sé muy bien a dónde va pero sé que no es ninguna banalidad. Primero hay que tomar un tiempo para verlo y una vez que lo has superado y sabes que no es una banalidad, tira pálante que a algún lado llegarás.
A mí me hace mucha gracia una frase de Wyoming que dice: “yo me doy cuenta de lo que pienso a medida que voy hablando”, o sea, no me tomo tiempo para pensar. “¿Yo qué pienso de esto o de aquello?, hablo y de pronto digo: joé qué interesante ha quedado esto que se me acaba de ocurrir”
Lo que sí es verdad es que no hay que echar mano de lo “facilón” o del logro de otro sino, juégatela tú y paciencia y paciencia. Siempre se llega a algún sitio.

Muchas de tus canciones hablan de fábulas disparatadas (yo soy el ratón que se salvó del Titanic en la tabla del jamón…) ¿qué lee, escucha y ve Javier Ruibal para que nazcan esas historias?
- Cuando lo escribí pensé, esto lo he oído en alguna parte, no seme puede haber ocurrido a mí porque es realmente una buena ocurrencia.
Bueno, eso son cosas de los vicios también. Yo creo que estoy ahora escribiendo con relación a lo que leí hace 20 años, casi seguro. Esto es un juego que lleva tiempo. Es como el ajedrez. Hay que saber muy bien el manejo y no tener prisa: no tengas prisa porque te come el otro, te devora. Es cuestión de ir andando, de no tener prisa ninguna y entonces hoy estoy leyendo cosas que crean un poso me servirán dentro de un tiempo.
Sin embargo cuando tenía veinte años tenía una ambición lícita y pura de los veinte años: ser maduro y decir cosas con solvencia y redondas. Eso cuesta porque conlleva un tiempo.

Hablando de mujeres ya que das guiños a ellas en tus canciones, al igual que a lo carnal al sexo pero sin utilizar esa parafernalia siempre tan recurrente. Javier Ruibal pinta una mujer bella, delicada…¿Qué son para Ruibal las mujeres?
- (RÍE) Lo mismo que para ti, compadre. Es que es lo mismo que somos nosotros para ellas: primero, un misterio. Es un enigma a resolver desde más cerca o más lejos, en términos generales o personalizados, pero es un enigma por resolver el sexo contrario, cuando en esencia para unas cosas somos idénticos clónicos y para otras uno somos de Júpiter y otro de Anímedes. Nada que ver y ahí es donde está precisamente el encanto.
Luego a mí me lleva hablar de las mujeres, y voy a decir una cosa que a lo mejor te parece un poco raro me lleva a hablar del amor y de las mujeres la misma música.
Yo aprendí a manejarme con música sensible: me gustaba lo enigmático, lo asombroso, lo inescrutable del flamenco. Hay cosas como las seguidillas que son como de las cavernas (¡Esto qué es Dios mío!) y luego hay cosas tan bonitas y tan alegres como las alegrías o los cantes de ida y vuelta que son con una sencillez pasmosa. Las dos cosas simultáneas son flamenco.
En mi armazón están el flamenco y la música magrebí que es la del norte de África, mis resonancias están ahí, las reconozco como mías pero claro yo fui creciendo y en mi casa se oía Manolo Caracol, La Niña de los Peines…y de pronto se oía a Adriano Celentino y a Mina, cantantes melódicos italianos, y de pronto aparecieron Los Beatles, Los Rollings Stone y Jimi Hendrix…Yo tuve la suerte de oír por primera vez a Jimi Hendrix con 12 años, entonces eso, te tiene que impactar por fuerza, en el sentido que te empuja a eso que decía de jugársela un poco.
Por eso hay que tener un pie en la tradición y otro en donde quiera que sea; que te gusta Brasil, escucha música brasileña…
Llega un momento en el que tú puedes decir: sí, es música andaluza pero tampoco es música muy andaluza salvo si toco unas bulerías, ¿tiene resonancias de Brasil? tampoco es una música brasileña a carta cabal. El caso es que no sea una reiteración de lo que ya has oído sino reinvéntalo, busca la música que no oyes por ahí. Oyes mucha, pero haz tú la que no has oído. Y en mi caso es una modesta mezcla de todo eso.

Pienso que esa es la pieza clave que hace que gente que no te ha escuchado nunca, se quede pasmada.
- No lo sé. Yo no lo sé muy bien.

Lo digo porque el ejemplo lo podemos tener en el WOMAD 2002, que llenes la sala Arta de Glasgow… y después digo en la facultad que voy a entrevistar a Javier Ruibal y me dicen que quién es ese. Lo digo por la paradoja de ser más conocido fuera que en su propia tierra.
- Bueno eso son cosas azarosas. Aquí lo que pasa es que nosotros estamos en un país de música subsidiaria y siempre van a salir cosas que sean el remedo de los padres del negocio, llámese pop-rock y aledaños. Hubo un tiempo en el que no éramos tan subsidiarios y además veníamos de un país que como he dicho antes estaba oxidado, [en el concierto apuntó que la misma frase] entonces había muchas cosas que estaban por hacerse y así apareció una cantautoría reivindicativa, luego apareció una que reivindicó la poesía clásica española, otra que reivindicó el afrancesamiento [-“Hasta luego maestro” le despiden unos seguidores que se sentaban en una mesa contigua] …¿dónde iba yo que me he perdido?... [le remito a frases anteriores y continúa] aparecieron una serie de propuestas que no seguían la directriz de los padres del negocio anglosajón. Luego ya sí, entonces desaparecen un montón de propuestas.
Pero es que yo, que ni hago reivindicación aunque sí reivindico mi libertad personal al igual que la de todos ni pertenezco a ninguno de esos gremios: ni soy rock ni soy pop pero si hago muchas canciones que tienen unas dosis de rock y de pop importantes, ni soy flamenco pero hago cosas que llevan grandes ramalazos de flamenco que de alguna forma y por suerte, los flamencos me pasan la mano por el hombro y me dicen “ tú eres de los nuestros”. Está muy bien eso, pero yo no me hago pasar por lo que no soy. Es que precisamente en este país ser diferente tiene un precio que pagar y por eso no se me conoce lo suficiente. Y por otra parte, ese es mi orgullo de decir en mi país donde lo diferente cuesta tanto trabajo que funcione, yo he sido diferente y he funcionado y si funciono en Nueva York o en Londres o en Moscú o donde sea pues es porque de alguna forma algo de lo que estoy haciendo no va mal encaminado. Y un factor importante también es que los públicos que se pongan por delante dan igual, da igual el idioma, el país…Yo vengo de cantar la semana pasada en Nueva York y había un público hispano pero luego había otro montón de gente que no sabía nada de español, entonces pues para los rusos, para los argelinos, para los japoneses… qué más da cuando lo que está pasando realmente toca la fibra da igual, puedes cantar en esperanto. Da lo mismo.
Hay mucho artista de pop y rock que están limitados absolutamente a su propia clientela, ni siquiera a su propio país, y no tiene escapatoria. Yo me doté a mí mismo de un cohete que me dejaba moverme, lo que no quería era cerca mi espacio y empequeñecerme…al contrario, alegría, que corra el aire. ¿Qué pasa que no eres muy conocido? Bueno, más sorpresa provoca cuando alguien te conoce y te escucha y según me dicen parece que se les viene algo encima como muy trascendente. Me dicen: Mira esto es descomunal…-¡tío po gracias! Y si se llega a eso es por independencia por hacer siempre lo que he querido. - ¿Y bailó la Estatua de la Libertad por bulerías la semana pasada? - Casi… [Reímos]

Según he leído has visitado muchas ciudades, muchos países pero debido a la cercanía de donde naciste en tus canciones se habla mucho de África. En algunas se ven paisajes africanos…¿son experiencias propias, ilustraciones, imaginación…? Lo pregunto porque al parecer no has visitado nunca Isla Mujeres sin embargo hiciste la canción…
- No nunca he estado pero escuché que había una isla llamada Isla Mujeres y era tan sonoro que dije, yo tengo que escribir algo sobre eso.
Casi siempre yo arranco de una frase ocurrente, de una imagen… El náufrago del Sahara suena tan bien que hay que hacer algo e Isla Mujeres suena tan bien que lo mismo. Casi siempre se parte de algo más azaroso menos profundo y luego… Pensión Triana, ohh como suena eso que me inventé una pensión que es mezcla de muchas pensioncitas donde en algún momento yo he vivido, he ido o he visto en alguna película.

Y en Cuba, porque leí en una información del 1998 donde declarabas que había esperado a ir a Cuba como músico antes de ir como turista. ¿Por qué?
- Pues porque Cuba es un país que para los músicos es un manantial muy grande, muy importante. Es lo que hace confluir lo hispano con lo africano con lo autóctono Caribe aunque de alguna forma una parte de esas poblaciones siempre ha sido extirpada, me refiero a la dominación, invasión… pero el resultado es súper excitante. Por eso quería ir a Cuba a beber del manantial pero como caminante subiéndome ahí arriba para lograr beber de esa fuente y no ir como turista sino como alguien que de alguna forma iba con una sensación de que iba a ser un momento trascendente en su vida. Y así fue.

Le comenté a un paisano suyo que además es músico que iba a realizarte una entrevista y me dijo que te preguntase por el timbre, por la técnica musical…
- Eso viene de fábrica. Si la garganta viene construida de esa manera tú luego aprendes a manejarla pero si la estructura no lo permite no puedes hacerlo.
Yo me he encontrado con una garganta que estira mucho, que me da muchas posibilidades. No digo que necesite un desarrollo pero tampoco me he puesto yo a estudiar canto, jamás he estudiado canto. Yo soy un poco salvaje en ese aspecto.

Acuñaste el termino garitogira - Eso se lo inventó un periodista amigo mío que tiene mucha gracia, ¿se perdería la esencia el sentido de tu música si se montase un espectáculo de grandes dimensiones?
- No, yo creo que no porque en esencia quien corrobora lo que pasa en el escenario es el público y el mío es de una manera muy concreta. Lo que no van a tolerar es que se suba un mamarracho o una cosa grandilocuente pero siempre que vaya en línea con lo que les he propuesto les va da igual que seamos veintiuno en el escenario a que sea yo solo.

Trabajas con 18 chulos, Wyoming, Segura, Carbonell…¿curioso no?
- Eso es una empresa lúdico-festiva. Ahí no hay más ambiciones que sacar el disco con gracia. Unos con gracia para reír y otros con gracia artística.

Hablando del Carnaval, ENHORABUENA por ser el próximo pregonero, yo me ruibalicé [A Ruibal le encanta el terminó que utilizó Lichis y del cual no se acordaba] este verano gracias a un amigo pero ya escuchaba tu Atunes en el Paraíso en las trasmisiones de Pedreño y Manzorro. [Viene el concejal con el camarero para ver qué iba a cenar Ruibal. Croquetas, queso, jamón y de beber otra caña] ¿Cómo se le dice a John Parsons y al resto que toquen el pito de caña?
- Para ellos era hacerles pasar un lance distinto, pero formaba parte del directo, de la broma. Al fin y al cabo ellos no se jugaban nada pero también ponerse a tocar el pito de caña gente como Andreas Pritwitz o John Parsons… músicos de mucha estatura artística, de mucho talento musical y el pito de caña es lo más simple que hay, entonces tiene mucha gracia ese juego final.
Era una canción que no tenía pensada tocar que el concierto pero Javi López me digo qué por qué no lo hacía, que pensase que yo era un poco todo eso: el carnaval, el flamenco, el pop, el rock, el jazz, eres un músico que está permanentemente paseando por todos los círculos.

¿Habrá pitos de caña este año en San Antonio?, ¿cómo será ese pregón?
- Supongo, supongo. Yo quiero hacer un pregón humorístico, vamos a ver lo que al final me sale. Quiero hacerlo humorístico más que un pregón como elogio a las maravilla de Cádiz aunque no faltaran por supuesto unos cuantos guiños sinceros porque yo he ido siempre llevando mi sentimiento gaditano en el sentido de que creo que es un lugar excepcional. Yo tengo ganas de cachondeo.

Te rodeas de buenos músicos. ¿Cómo se les convence?, ya que leí que declaraste: músico que me gusta, músico que va al pilón.
- [Ríe] Se ve un poco presuntuoso porque lo lees y dices qué chulo, ¿no?, pero tenía un tono, lo que ocurre que la palabra escrita no tiene entonación a veces queda como una cosa soberbia. Yo músico que me gusta, músico que trato de involucrarlo en mi proyecto pero también en la primera impresión que me dan esos músicos es de decir: “este en mi concierto funciona perfectamente”. Entonces le diez “mira quiero que toques conmigo y tal y cual” y le enseñas tu música y te dicen: “hombre claro yo quiero” porque entre otras cosas se les deja hacer lo que quieren [Llega el camarero con cierta cara de querer terminar la jornada. Está muy descortés y Ruibal le pide pan. Asienta la cabeza en señal de afirmación pero sin dirigirse al cantautor quien mueve la cabeza y ríe]

Al que no creo que tuviera que convencer demasiado sería a su hijo Javi.
- Hombre no. Además ese niño está criado viendo a todos esos músicos tan cerca. (Ahora forma parte de Glazz… ) Está interesante sobre todo porque han hecho un disco sin complejos, sin inhibiciones. Un poco en la línea de lo que él ha visto a su alrededor, de lo que ha respirado siempre. Que quieres ser músico, pus tómatelo en serio. Haz las cosas bien hechas pero sé feliz no te pongas a hacer lo que no te provoque gozo.
[Aparece el camarero con el pan. Javier Ruibal ya se desternilla a su espalda]

El sur, el calorcito, las playas…¿Si Javier Ruibal hubiera nacido por ejemplo en Finlandia hubiera sido igual?
- NO. El sur culturalmente saca partido de lo “templao”, del sol de todo eso que es esencial. Y también hemos sido la puerta de América, el sur de Europa y es un conjunto de factores que nos hacen ser así.

¿Un lugar para llevar a alguien a vivir?
- Las playas de Bolonia.

En el foro de la web consentida pero no oficial de Javier Ruibal, la gente pregunta por Amada.
- Se toca de vez en cuando. Es muy forzada para cantar y tengo que estar en muy buenas condiciones. No es porque no me guste sino que es una canción que está en un tono muy alto y requiere mucho esfuerzo.

Las mujeres cuando se cruzan contigo, ¿qué te dicen?
- Me dicen guapo. Y yo les digo: tu perspectiva deja mucho que desear… No es broma.
Las mujeres cuando se cruzan conmigo si tienen tiempo me agradecen que hable de ellas de la forma que hablo. En el fondo es una cosa que les halaga porque también se descubren ahí y yo las descubro… y forma parte del juego.

Tuvimos la suerte de verte en el Teatro Central con David Morales. ¿Cómo te sintió colaborando es esos bailes de ida y vuelta?
- Me sentí bien. Fue toda una responsabilidad.

Jorge Drexler que ahora para su disco Caras B ha tomado una canción suya, es médico. Eres ATS, ¿cómo gente de ciencia se lleva también con las letras?
- Porque a veces nos equivocamos de camino. Porque cuando yo veía los libros, la de datos que había que acumular, aquello se me hacía muy gordo. Sin embargo ecuaciones y demás eran datos que uno podía poner en su sitio y no tenías que argumentar por ejemplo “¿Por qué fue la Guerra de los Cien Años?. En cambio lo otro era de cajón.

Has tocado Once de Abril, ¿qué se espera de Ruibal? ¿Un disco dedicado a los niños del Serengueti, algo con una Big band?
- Voy a hacer un disco con formato sinfónico, con un quinteto en formato de jazz y luego cuerdas, metales y percusión. Y lo de los niños del Serengueti es una cosa que va a largo plazo. Lo dije un día y ya me tira para atrás porque quiero hacer un monográfico sobre niños que trabajan y me va a costar mucho.

Para terminar, una pregunta que me dijo un amigo… ¿Eres del Betis?
- [Ríe] Sí. Viví en Sevilla unos años y me hice bético. Y del Cádiz claro [apostilla].